El Amor De Libertad Se Fomenta Con El Amor De Dios

 

¿Qué es ser libre? Ser libre es el poder tener voluntad propia. El poder ser como Dios nos dió derecho: a pensar, a actuar, a hablar, a amar, a viajar, a votar, a tener familia, a obtener educación sin cohibición. El poder nacer sin el miedo de estar subyugado al poder injusto de un yugo tirano es el derecho de cada persona. El poder decir: Yo puedo decidir de mi destino. Yo soy el capitán de mi buque, con determinación propia le doy el timón a Dios para que Él me guíe y determine mi curso, pero soy libre de decidir adonde quiero ir.

Dios nos creó con voluntad propia. Para empezar, le dió esa libertad a Adan y Eva, los cuales la usaron para desobedecer al creador y fueron expulsados del paraíso.  Dios usando su propia voluntad vino a redimirnos. Jesucristo, Dios hecho hombre, murió por nosotros, por cada uno de nosotros en la cruz.  Nos enseño el camino a la vida eterna, pero nos dio voluntad propia de seguirlo o negarlo.

¿Quién tiene derecho a quitarle la voluntad propia a un ser humano? Nadie. Por ejemplo: Si un grupo de individuos en una isla remota lejos de la civilización se encuentran abandonados por largo tiempo reglas de comportamiento son necesarias. Para que todos puedan disfrutar de sus derechos humanos ciertas reglas tienen que ser enforzadas. Mis derechos acaban cuando los derechos de mi prójimo comienzan. Reglas y leyes definen los límites, lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer. En toda comunidad se necesitan leyes para guiar a los miembros, pero nunca para subyugarlos en contra de su voluntad propia.

Un ser libre es uno que conoce y obedece las leyes de Dios. Jesús nos enseño que debemos de amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente, con toda nuestra fuerza y a nuestro prójimo como a uno mismo (Cf. San Mateo 12:29-31).

Dios nos creó a su imagen y semejanza. (Cf. Genesis 1:27). Él nos dio voluntad propia. Podemos decidir nuestro destino. Podemos decidir lo que queremos hacer con nuestras vidas. Podemos decir lo que queremos hacer y lo que no queremos hacer. Aún podemos decidir abandonar a Dios, aunque Dios nunca nos abandona.  Pero cualquier decisión que hagamos, tenemos que acceptar las consecuencias.

En un grupo de individuos en una sociedad, un ser humano tiene el derecho humano donado por Dios de ejercer su voluntad propia, su voluntad libre. Un individuo tiene derecho de expresar su opinión libremente, el derecho de poseer propiedad privada, el derecho de casarse, el derecho de tener familia, el derecho de comprar y vender, el derecho a la privacidad, el derecho de educarse, de viajar, de elegir a los gobernantes, a profesar su religión, el derecho de ser respetado como Dios nos respeta. Al tener derechos también tenemos obligaciones. La obligación de respetar al prójimo, de respetar el derecho de expresión de otros, al igual que sus derechos de poseer, sus derechos de privacidad, y a sus derechos a recibir una educación.  Existe la obligación natural de saber que nuestros derechos y los de nuestro prójimo tienen que existir uno al lado de otro.  Eso es democracia.  Yo no puedo imponer mi forma de pensar a otros, porque si así hiciera estaría violando la voluntad propia de mi prójimo. Mi derecho debe coexitir con los derechos de otros.

La libertad es dada a cada ser humano desde el momento de su nacimiento. Libertad es nuestro derecho innato. Nuestra libertad es parte de nuestra constitución humana. Nosotros progresamos en nuestra espiritualidad y en nuestra humanidad si tenemos libertad de hacerlo. La estabilidad de un grupo de individuos, de una sociedad, depende sobre todas las cosas en obedecer las leyes de Dios. Pedimos ayuda a Dios, especialmente cuando hay conflictos.

Cuando un individuo es libre de ser, él puede decidir lo que quiere sin miedo.  En una sociedad libre nadie es dueño de nadie. En una sociedad libre no hay esclavos. El gobierno sirve a la gente, no la gente al gobierno. El gobierno es elegido libremente por los individuos de la población. Si obedecemos las leyes, no tengo nada que temer. El gobierno protégé el derecho de cada individuo y es el amigo del ciudadano, no el dictador. Nadie tiene libertad de violar las leyes, ni aún el presidente, el cual puede ser acusado y condenado si es culpable de violar la ley.  La justicia de la ley se aplica a todos, ricos y pobres.

La ley de la patria debe proteger el bien común y el bien común es guiado por la ley divina. La idea de que cada ser humano tiene derecho inherente de vida, de libertad y el derecho de buscar su propia felicidad está escrito en la constitución americana, pero antes de que fuese escrito allí Dios la escribió en nuestros corazones.

De un ideal, de una creencia surge una nación libre. El miedo encadena y aprisiona. La división destruye la fuerza inherente en un grupo. Unión, valor, fé son los enemigos de la desunión, de la cobardía y del miedo. Cuando cada individuo determina que "No más esclavitud" el tambor de la libertad comienza a sonar.

Cuando la creatividad humana es sofocada al ser encadenada a ideas determinadas por individuos que solo quieren subyugar, el espíritu humano sufre.  Si un ser humano es privado de libertad por largo tiempo, aislado de religión y fustrado por el constante latigazo de opresión sin razón, ese individuo puede olvidar lo que es ser libre. Es como respirar humo por mucho tiempo, después de largo tiempo se olvida uno como huele el aire puro; pero sin embargo cuando el aire puro entra por la nariz, muy rápidamente se da uno cuenta de lo que es lo bueno.

La creatividad humana se puede reducir y la productividad se puede convertir en mediocridad, si uno se ve forzado a ser esclavo. La ley del menor esfuerzo toma control. El bienestar común ignorado por la ley no tiene sentido. Se hace lo menos posible, porque el producto de la labor no beneficia al esclavo sino al amo.

Un país de amo y esclavo no dura. Un país que niega los derechos del individuo eventualmente se caerá bajo su propio peso de opresión.

El espíritu humano puede progresar bajo las condiciones adecuadas, y puede ser destruído bajo condiciones adversas.  Pero un ser humano con próposito de vivir vive aún en condiciones inhumanas. 

Como cristianos, nosotros debemos ayudar al necesitado. No hay nadie más necesitado que aquel que no sabe lo que necesita.  Por ejemplo, nosotros podemos soñar con una sinfonía, pero si nunca la hemos oído es solo un sueño.  Nosotros en los países libres hemos oído la sinfonía, toquemos esa música para que los esclavos de régimenes totalitarios la puedan oir, y puedan darse cuenta de que no es un sueño sino una realidad, que solo los propios esclavos pueden obtener la libertad.

El amor de libertad se fomenta con el amor de Dios. Un ser libre es aquel que puede amar a Dios sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismo sin miedo de represarias o latigazos. Todos merecemos ser libres, porque Dios así nos hizo.

El camino se forja paso a paso. Los sueños se convierten realidad no por el esfuerzo de uno, sino de todos. Con la paz de Dios se pueden hacer realidad los sueños de libertad. Un ser humano nació para ser libre, Dios así nos hizo.

Written by Marta - LEAP OF FAITH - www.faithleap.org/libertad.htm

May 18, 2005

 

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